jueves, 14 de noviembre de 2013

Romanticismo

El temario de literatura de 4? de la ESO es una maravilla. Comienza con el Romanticismo, una de las ?pocas m?s apasionantes de Occidente -tanto en su aspecto art?stico como en el pol?tico-. Sin embargo, su explicaci?n presenta un problema a?adido a los habituales escollos con los que nos encontramos los profesores para que a los ni?os les entren en la mollera sucesos, obras y pensamientos de hace un porr?n de a?os: y es que los chavales de hoy entienden que lo rom?ntico es otra cosa, algo relacionado con la versi?n m?s azucarada y tontaina del amor.

Vivimos en la era de la ?o?ez absoluta. El amor se confunde con el enamoramiento y se nos vende que lo ideal es vivir en una perpetua compra de bombones y flores. O mucho peor: eso era antes, en los tiempos de nuestros abuelos. El San Valent?n del siglo XXI ha perdido inocencia y se ha poligonizado: hay que ser celoso, un pel?n macarra en la exhibici?n de nuestros afectos. ?C?mo explicarles a los alumnos, inmersos en el romanticismo telecinquero, en las pasiones chonis de Gand?a Shore y Gran Hermano, la grandeza trascendental de los sentimientos del Romanticismo con may?scula? ?C?mo hablarles de H?lderlin, de Keats, de los Shelley, de Poe, de Baudelaire, de la Dickinson, de su compleja y profunda oscuridad, tan luminosa a la vez, tan madre de nuestra modernidad?

Solamente hay una modo: ley?ndoles. Ay, si la asignatura dejara de plantearse como un elenco de fechas y t?tulos...


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